En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero… Así comienza la archiconocida novela de Miguel de Cervantes, El Quijote. Y es en estas tierras, la comarca del Campo de Montiel donde comienza este fantástico relato, tierra de castillos, conventos e iglesias, lagunas y buen comer.
Qué ver en Villanueva de los Infantes.
Villanueva de los Infantes es una histórica población manchega situada en el suroeste de la provincia de Ciudad Real que dista 220 kilómetros desde Madrid.
El municipio cuenta con poco más de 5000 almas censadas y cuenta con un bellísimo casco antiguo declarado Conjunto Histórico Artístico en 1974. Un pueblo de dimensiones no muy grandes, ideal para recorrer a pie, por lo que te recomendamos que dejes el coche a la entrada a la población.
El siglo XVI, el Siglo de Oro español, fue la época de máximo esplendor del municipio, gracias a grandes figuras de la literatura castellana que se encargaron de ponerlo en el mapa. Nos referimos al ya citado Cervantes, a Quevedo y a Lope de Vega. Un paseo por las callejuelas de la ciudad histórica nos aproxima a la huella dejada por semejantes autores literarios.
Toda visita ha de comenzar por la Plaza Mayor, una imagen de postal típica manchega con sus pórticos y amplias balaustradas de madera, aderezada con los ornamentales edificios que la envuelven como su Ayuntamiento en estilo neoclásico, sus palacios del Renacimiento tardío o la joya de la corona, su Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol del siglo XVI.
Es muy bonita su portada principal de estilo clasicista en cuyo arco de medio punto se aprecia el escudo de los Austrias y a San Andrés. También destaca su esbelta torre en estilo herreriano rematada con chapitel de pizarra. Dentro del templo, en la capilla de los Bustos se conservan los restos de Francisco de Quevedo.
En el centro de la plaza se alza un conjunto escultórico alegórico al Caballero de la Triste Figura, su fiel escudero Sancho Panza, el caballo Rocinante y el asno del segundo.
Tras esta plaza se alzan dos edificios de gran valor arquitectónico como son el Hospital de Santiago (1631) y la capilla del Remedio de estilo barroco. Y casi al lado en la calle General Pérez Ballesteros, una de las más solera de la población, se alza la Alhóndiga, en estilo renacentista (s.XVI), construida en un principio para almacenar el grano y posteriormente como casa de contratación hasta que 1719 se utilizara como cárcel. No te pierdas el patio de éste con sus gruesos pilares circulares.
Caminando por los alrededores, otro de los edificios dignos de mencionar es la Casa del Arco, también del siglo XVI. Se trata de una casa solariega con una preciosa fachada con escudos heráldicos y una puerta ornamentada con herrajes de la Orden de Santiago.
La Casa de los Estudios o Colegio Menor es otra de las joyas. En este edificio impartieron su doctrina los humanistas Jiménez Patón y Simón Abril y contribuyeron con sus traducciones a la consolidación de la lengua castellana en la literatura. Su patio es uno de los más hermosos de la comarca rodeado con bóvedas de arista y balaustrada de madera.
Casa de los Estudios
Por la calle Santo Tomás, llegaremos a la Plaza de San Juan, otro de los espacios urbanos interesantes de la localidad. No sin antes pasar por desaparcibidos edificios como la Casa de Santo Tomás con su emblema arzobispal o la antigua Cárcel de la Inquisición, reconocida por su fachada donde se esculpe un escudo con una cruz, calavera y tibias cruzadas.
Una vez en la plaza hemos de visitar el Convento de Santo Domingo (1526). En este lugar falleció el 8 de septiembre de 1645 el autor de El Buscón, Francisco de Quevedo. La visita a la celda que ocupó conserva un escritorio y es gratuita.
Regresaremos a nuestro punto de partida por la calle Cervantes, lugar habitado por muchas familias nobles de la población. Aquí apreciaremos el Palacio de Rebuelta, una construcción renacentista con un pórtico con columnas pseudos-jónicas y una bonita puerta de madera y la Casa del Caballero del Verde Gabán descrita por Cervantes en el Quijote en el capítulo XVIII. Si tenéis la oportunidad, visitad su patio típico manchego con su pozo y entrada a la cueva donde se almacenaba el vino.
También es de destacar la Casa Cuartel de los Caballeros de Santiago de 1749 con su original fachada en ladrillo rojizo.
Por último, otro de los edificios religiosos de renombre es el la Iglesia del Convento de los Trinitarios, fundada en 1603 por el beato Juan Bautista de la Concepción siguiendo la tipología barroco clasicista de la iglesia conventual desarrollada por la Corte en la transición al S. XVII.
Qué comer en Villanueva.
A pesar del tamaño de la población existe una gran oferta de restaurantes y mesones en el casco urbano, sobretodo en la Plaza Mayor y sus inmediaciones.
Uno de los platos de mayor solera y afamado internacionalmente es el pisto manchego. Otros platos son los huevos a la porreta a base de huevo, cebolleta tierna y otros ingredientes como el calabacín. También los duelos y quebrantos a base de huevos revueltos con tocino de cerdo y chorizo.
Tampoco podéis marcharos sin probar las migas manchegas, plato típico de pastores sobretodo en época de lluvias y el queso manchego, famoso en el mundo entero.
La mejor forma de visitar Villanueva de los Infantes es mediante una de las visitas guiadas y visitas teatralizadas que organiza la Oficina de Turismo. Os dejamos enlace con toda la información: https://www.villanuevadelosinfantes.es/turismo/visitas-guiadas
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