Peñíscola es un destino ideal para pasar unas vacaciones en familia, ya que combina una amplia oferta de ocio en temporada alta, con unas magníficas playas, la gastronomía mediterránea que es Patrimonio Mundial, y un atractivo patrimonio cultural.
Nosotros hemos estado en dos ocasiones, a mediados de septiembre, acabando la temporada alta, con muchos más locales de restauración abiertos, y el pasado puente de la Constitución del 2020, mucho más tranquila por la pandemia del Covid19 y el consecuente cierre perimetral de la Comunidad Valenciana a los no empadronados en ella.
Siempre bonita, de hecho forma parte de la Red de Pueblos más bonitos de España desde el 2013, ubica su casco antiguo sobre una península rocosa, que en su origen estuvo unida a tierra por un istmo de arena. Este enclave convirtió a Peñíscola en un lugar elevado a 65 metros, difícil de conquistar.

Peñíscola es además un escenario ideal para rodar películas y series de género histórico, desde como El Cid Campeador o la popular Juego de Tronos, o comedias como el Chiringuito de Pepe.
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Un poco de historia…
La ciudad cuenta con una dilatada historia fruto de las diferentes civilizaciones que por aquí pasaron. Con el topónimo de Chersonesos era conocida en la época griega (s.IV a. de C.) cuya traducción al latín significa «casi isla» combinado de las palabras «pene+íscola».
Estuvo bajo influencia árabe más de 500 años con el nombre de Banaskula, importante puerto comercial del Mediterráneo, hasta la reconquista en 1233 por parte del monarca Jaime I.

Desde 1294 a 1307 se construyó el castillo, por orden del rey Berenguer de Cardona, bajo la presencia de la orden del temple, sobre los restos de la alcazaba árabe. Un castillo inacabado e interrumpido debido a la abolición de la propia orden por Clemente V.
Tras el Cisma de Occidente, los «antipapas» de Aviñón se disputaban el pontificado de la Iglesia Católica con los papas de Roma. En este contexto, Benedicto XIII (o Papa Luna), decidió autoexiliarse en el Castillo de Peñíscola. Declarado hereje en 1415 murió en 1423 a los 94 años de edad.
Prueba de la importancia de la ciudad es que se encuentra entre las tres que han sido ciudades papales en Europa junto a Roma y Avignon.
Posteriormente Felipe II acondicionó las murallas de la ciudad para protegerla de losa piratas berberiscos que avasallaban nuestras costas. Con la Guerra de Sucesión, la de Independencia y las guerras Carlistas, llegamos a 1890, año en que Peñíscola perdería su importancia militar, siendo su arsenal desmantelado y trasladado a Cartagena.


Qué ver en Peñíscola.
Recorre las calles adoquinadas del casco antiguo sin prisas para detenerte en cada rincón, cada callejuela y cada vivienda. No encontrarás dos casas iguales entre las 510 que se reparten adaptadas a la orografía del lugar.
Una de las mejores formas de visitar la ciudad es con una visita guiada, ya que se le saca mucho partido. Te recomendamos uno de los free tours de Civitatis que puedes reservar directamente desde aquí: https://www.civitatis.com/es/peniscola/visita-guiada-peniscola/?aid=4684
Los peñiscolanos siempre han vivido intramuros por el pasado militar de la localidad, hasta que llegara el boom del turismo en los años 60 del pasado siglo y comenzara a construirse fuera de las murallas.
Un buen punto para comenzar la visita es el Portal de Sant Pere, construido en el siglo XV; en él podemos observar un escudo con las llaves del apóstol San Pedro.
Justo al lado encontramos algunas de las doce fuentes o manantiales de agua dulce con los que cuenta el pueblo.
El siguiente punto de interés tras cruzar el arco a la izquierda es el «bufador», una cavidad natural entre las rocas donde se asienta la ciudad y bajo las casas, donde en los días de temporal se escucha el mar bufando (soplando) con fuerza y estruendo.
La siguiente parada es el Museu de la Mar en el antiguo Cuartel de Artillería que tiene acceso libre y se estructura en tres áreas: historia, pesca y fauna marina. Esta sala de exposiciones se asienta sobre el Baluarte del Príncipe. En este espacio se grabó la primera película muda en 1913 y El Cid en 1916.


Continuando nuestro paseo por el precioso casco antiguo lleno de tiendas de artesanía y souvenirs llegamos a la popular Casa de les Petxines (o de las conchas), cuyo aspecto actual se remonta a los años sesenta, cuando una familia aragonesa adelantada a su tiempo fue visionaria del atractivo turístico de la localidad, creando aquí la primera tienda de recuerdos y organizando las primeras visitas guiadas a este hermoso lugar.
Situado bajo el castillo encontraremos el Faro de Peñíscola, una esbelta torre ortogonal en color blanco de once metros de altura. Fue inaugurado a finales del siglo XIX y podía alumbrar hasta 35 millas de distancia (65 kilómetros). No es visitable aunque merece la pena acercarse por las maravillosas vistas.

Justo enfrente encontraremos el acceso al monumento más emblemático de la localidad, el Castillo del Papa Luna.
Esta preciosa fortaleza fue construida por los Templarios en muy poco tiempo desde 1294 hasta 1307. El motivo de esta celeridad se debe a varias circunstancias: el hecho de estar construido sobre una antigua alcazaba árabe; el peñón en el que se encuentra que servía de cantera; el poder económico de la orden del Temple.
En 1411 fue reformado para convertirlo en sede pontificia del conocido como Papa Luna bajo el nombre de Benedicto XIII.
Existe un único acceso oficial con un arco de medio punto donde podemos observar hasta trece escudos de los templarios cristianos. Nos resultó curioso el símbolo de la flor del cardo en honor al Gran Maestre Fray Berenguer de Cardona.
En la primera zona del castillo (de origen templario) se pueden visitar los antiguos establos (hoy musealizados), un aljibe, el cuerpo de guardia, la antigua bodega (Salón del Cónclave) y las mazmorras.

Por su parte en la segunda zona, podemos ver las estancias y espacios relacionados con la época papal. Se accede desde el Patio de Armas por una torre que alberga las Dependencias Pontificias como la Cámara Mayor, la Biblioteca y otras estancias.
La mayoría de salas están cubiertas por bóvedas de cañón, tanto las salas de origen templario, como el Patio de Armas, el Salón Gótico o la pequeña capilla.

Desde la parte más alta donde están las almenas hay unas vistas espectaculares de la bahía y el puerto.

Ya fuera del castillo junto a la muralla podemos observar una escultura del Papa Luna obra de Sergio Blanco, escultor y cantante de «Mocedades» en el 2007.

Anexa e integrada con las murallas del castillo en una plazoleta se alza la Iglesia de la Virgen de la Ermitana. Fue construida entre 1708 y 1714 sobre la base de un antiguo templo. Tiene decoración militar en su fachada y un escudo de Felipe V.

Con la entrada del castillo puedes acceder al Parque de Artillería. Se trata de un antiguo fortín militar del siglo XVI, con sus túneles y fósiles rodeado de naturaleza en un agradable jardín botánico.

Unas playas de ensueño…
La playas más popular es la más urbana y la que cuenta con más servicios, la Playa Norte. Cuenta con una longitud de 5,5 kilómetros que discurren desde las faldas del castillo hasta su límite con Benicarló.
La Playa Sur, se sitúa junto al puerto y mide poco más de 850 metros pero son muy tranquilas debido a muro que forma el espigón.


Pero hay otras playas mucho menos concurridas que gozan de una gran belleza; puedes consultarlas en el enlace.
También resulta atractivo pasear por el puerto pesquero situado debajo de las murallas del castillo. Un gran espigón lo protege del fuerte oleaje. Cada tarde llegan los barcos a descargar el pescado capturado que forma parte de la economía de la localidad.

¿Y para comer?, pues como en cualquier ciudad mediterránea, encontrarás buenos platos de pescado, marisco de la zona (langostinos de Vinaroz), arroces marineros,… hay mucha oferta!!!.
Y para llevarte a casa, flaons, pastissets (empanadillas dulces de todos los sabores), infusiones digestivas Tisana del Papa Luna (que salvaron al religioso de un envenenamiento y alargaron su vida hasta los 94 años de la época!).