Mojácar es uno de los pueblos costeros de la provincia de Almería con más encanto. Lo tiene todo, buenas playas, gastronomía mediterránea, arquitectura típica andaluza,… y mucha marcha. No es casualidad que sea uno de los lugares más concurridos en temporada alta para irse de fiesta; podríamos decir que se nos encontramos ante una “Ibiza andaluza”.
Pero eso no es todo, pertenece al privilegiado grupo de “Los Pueblos más bonitos de España”, y razón no le falta. Reminiscencias fenicias, cartaginesas, griegas y árabes han dejado su huella en el bonito casco antiguo convirtiéndola en un destino con encanto.
El pasado musulmán se nota en cada rincón del pueblo, con sus casas encaladas en blanco y sus serpenteantes calles empedradas y empinadas hasta la cima del casco antiguo.
Un poco de historia.
Los orígenes de Mojácar se remontan a la Edad del Bronce, aunque su importancia como enclave pesquero se le debe a varios de los pueblos que habitaron el mar Mediterráneo como fenicios, cartagineses o griegos. Estos últimos la bautizaron con el nombre de Murgis-Akra, que derivará más tarde a Moxacar.
Los árabes que llegarían a la península ibérica allá por el siglo VIII incorporaron a Mojácar al Califato de Córdoba, primero, y al Reino de Granada, posteriormente.
La etapa de dominación árabe duraría hasta 1488, fecha en la que tiene lugar un encuentro entre el Alcaide de Mojácar y el Capitán Garcilaso para entregar posteriormente de forma pacífica las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos.
Este suceso histórico tuvo lugar frente a la conocida como Fuente Mora o de los Trece Caños de origen morisco. Una placa sobre la monumental fuente nos resume lo que aconteció en ese año.
Qué ver en Mojácar.
Mojácar cuenta con espacios urbanos bien diferenciados, Mojácar playa, la parte que cuenta con mayor oferta de alojamiento y restauración, y Mojácar pueblo, a unos 3 kilómetros de la costa, origen de la población y lugar más pintoresco.
Un buen lugar para estacionar y comenzar la visita del pueblo es el aparcamiento de la Plaza del Rey Alabez, junto a la Fuente Mora.
Si dispones de tiempo no puedes dejar de visitar el Museo Casa de la Canana (entrada de pago: 3,50€). Este museo etnográfico recrea de forma minuciosa la forma de vida de la Mojácar de la primera mitad del siglo XX. Está muy bien ambientada con muebles y utensilios antiguos de la casa, así como material para la actividad agrícola y la cría de animales domésticos.
Bajando por la Calle de Enmedio, la arteria principal del pueblo y una de las más bonitas por sus balcones engalanados con macetas de vivos colores, llegaremos a la Plaza del Parterre.
Se trata de una plazoleta muy animada donde tomar un refrigerio. Lo curioso del lugar es que antaño en este lugar estaba el cementerio musulmán. Si, no te asustes, no es nada que no podamos hallar en otras ciudades que debido a su crecimiento han tenido que construir encima.
Sobre los muros posteriores de la iglesia se apoya un monumental espacio abierto porticado. En uno de los rincones podemos observar escenas de la Reconquista cristiana.
A pocos metros de la plaza anterior se ubica la Plaza del Ayuntamiento y sobre ella se alza uno de los símbolos de la localidad, su Árbol Centenario, traído desde las Américas por un emigrante.
En la misma plaza hay un bonito mosaico con el símbolo del Indalo. Por si no conoces su significado te lo contamos aquí. Se trata de una antigua pintura rupestre hallada en la Cueva de Los Letreros en Vélez Blanco en el interior de la provincia de Almería. Se piensa que era una especie de dios sujetando el Arco Iris.
Esta representación se ha convertido en todo un símbolo a nivel provincial. Lo verás representado en fachadas y puertas como portador de buena suerte, y también lo podrás adquirir como souvenir en las tiendas.
La Iglesia de Santa María es el principal templo católico (entrada gratuita). Fue construida sobre la que fuera la mezquita árabe a finales del siglos XVI. Fue usada como fortaleza con fines militares, prueba de ello son los grandes sillares de piedra sobre los que se asienta.
En su interior se custodian las imágenes de los patrones del pueblos, la Virgen del Rosario y San Agustín.
En la misma plaza podemos ver una bonita escultura en mármol blanco dedicada a las lugareñas y conocida como “La Mojaquera”. Es un homenaje a las mujeres del pueblo que traían agua en cántaros de las fuentes para el abastecimiento de la familia.
Subiendo por la Calle de la Glorieta llegamos a la Plaza Nueva, un lugar ideal para tomar unas tapas o degustar un menú típico mojaquero.
Se trata también de un punto panorámico sobre el “Valle de las Pirámides”, nombre popular atribuido por la forma de las pequeñas montañas en forma de pirámide, resultado de la erosión del Río Aguas.
Es impresionante la vista desde aquí del intenso azul del mar en contraste con el conjuntos de las sierras de cabrera, Bédar y Almagrara que circundan el municipio.
Reminiscencias del pasado musulmán de la localidad es la Puerta de la Ciudad, un antiguo acceso a la muralla árabe en arco de medio punto que fue reconstruido en el siglo XVI. El Torreón en la antigüedad funcionaba como peaje.
Tras cruzar la puerta nos adentramos en el Barrio del Arrabal, antiguo barrio asentamiento de la población judía que data del siglo XVII, ya fuera de la ciudad amurallada.
Casas blancas con puertas en azul, macetas de colores y simpáticos gatitos os recibirán en un tranquilo paseo por las calles del barrio.
Mojácar Playa se encuentra a escasos 3 km. del casco urbano, unos 5minutos en coche. El municipio mojaquero cuenta con 17 km. de costa de playas de muy buena calidad como las de Marina de la Torre, las Ventanicas, la Cueva del Lobo, la Piedra Villazar y las Macenas.
La Playa de Macenas cuenta con una curiosa construcción, la Torre o Castillo de Macenas, edificación militar construida en el siglo XVIII para la vigilancia de la costa.
Desde la torre dirección sur parte un camino de tierra que culmina en la Torre del Perulico o Torre del Peñón.