Cuando uno piensa en Cullera, le viene a la cabeza las aguas cristalinas que bañan su costa, más de 15 kilómetros de arena fina, el buen clima, la rica paella, los chiringuitos,…
En nuestra pasada visita descubrimos una ciudad con mucho encanto y personalidad capaz de atraer visitantes durante todo el año interesados en descubrir otros aspectos que forman parte de su idiosincracia.
Las vacaciones y períodos de descanso están cada vez más repartidos a lo largo del año; es por ello que nos gusta hacer escapadas cortitas cerca de casa, y más este año en el que las diferentes comunidades autónomas están cerradas perimetralmente. Así que este año toca conocer rincones de la Comunitat Valenciana como Cullera.
Los destinos costeros tienen que poner en valor todos sus recursos, no sólo las playas, ya que el turista es cada vez más exigente y busca otros valores y experiencias relacionadas con lo autóctono y lo identitario. La puesta en marcha de rutas relacionadas con el arroz, los espacios naturales y el patrimonio arquitectónico de Cullera sirven para desestacionalizar las llegada de turistas.
Cullera está a sólo 30 kilómetros de la ciudad de Valencia y está muy bien comunicada por carretera, mar y aire. Un destino que nos pareció muy atractivo para visitar en primavera, desconectar y recargar pilas.
Patrimonio monumental de Cullera.
Castillo de Cullera.
El origen del castillo y las murallas defensivas se remontan a la época califal (siglo X) con los árabes. Se le conoce con el sobrenombre del “Castillo que Jaume I no pudo conquistar”. El Rey Jaime I «El Conquistador» intentó conquistar la Hisn Qulayra musulmana por su posición estratégica, pero nunca lo consiguió.
El recinto está compuesto por 5 torres defensivas, la fortaleza y un fortín erigido en el siglo XIX. De este siglo data también el Santuario de la Virgen del Castillo que se encuentra anexo.
Merece la pena asomarse al mirador de la fortaleza a 200 metros de altura para poder disfrutar de unas buenas vistas de la bahía de Cullera y los campos de arrozales.
Desafortunadamente no pudimos visitar su interior ya que sus instalaciones permanecían cerradas a las visitas turísticas por el Covid. No obstante pudimos ver una panorámica del conjunto fortificado desde el barrio del Pou.
Barrio medieval de El Pou.
El barrio medieval del Pozo o de El Pou en valenciano es el más antiguo de la ciudad. Sus calles se reparten empinadas hacia las faldas del castillo. Es una gozada descubrir sus callejones y casitas decoradas con buen gusto y ornamentadas con plantas y flores.
Subimos a pie desde la plazoleta interior del Mercat, lugar que aconsejamos visitar por la belleza de sus instalaciones y la cromatología de sus puestos. El conjunto supone un buen ejemplo de arquitectura eclecticista valenciana, formando un conjunto de cuatro pabellones aislados por una planta en cruz griega.
Atravesando callejuelas llegaremos a la Torre de la Reina Mora o de Santa Ana, puerta fortificada del antiguo albacar del Castell de Cullera.
Si os gustan las torres defensivas, acercaros hasta la Torre del Marenyet, cerca de L´Estany. Esta torre circular se conserva muy bien. Era usada como puesto de vigilancia del río Júcar en el siglo XVI para evitar el ataque de los piratas berberiscos.
Casas modernistas.
El legado modernista de Cullera se lo debemos al importante desarrollo que trajo consigo la comercialización y la exportación de los cultivos de la naranja y el arroz, a principios del siglo XX.
En la exquisita decoración de las fachadas particulares de familias burguesas destacan los motivos vegetales así como otros elementos procedentes de otras culturas y costumbres.
Estos bellos ejemplos de Art Nouveau los encontrarás sobre todo en las calles Valencia (números 9 y 11), Riu (número 19 y sede de las Amas de Casa) y Cervantes (números 6 y 9 “Casa de les Palomes”).
Patrimonio religioso.
Del patrimonio religioso destacamos la Iglesia de los Santos Juanes, llamada así en honor a San Juan Bautista y San Juan Evangelista que presiden el Altar Mayor. El actual templo, de una sola nave y de estilo neoclásico, es del siglo XVII, aunque se asienta sobre los cimientos de una primitiva iglesia del siglo XIII gótica.
La Iglesia de La Sangre de Cristo es otro de los templos relevantes. Fue construida sobre una ermita de época medieval en 1614. Se trata de un edificio en planta de cruz latina, nave central y capillas laterales entre contrafuertes. Su interior presenta bóveda de cañón y lunetos, cúpula sobre tambor en el crucero que está cubierta con tejas vidriadas en azul en el exterior.
Faro de Cullera.
Nos encantan los faros, este en particular es muy bonito por su forma cónica totalmente pintado de blanco. Desgraciadamente ahora mismo no es visitable por razones de seguridad.
Fue construido en 1858, aunque su aspecto actual data de los años 60 cuando sufrió una reforma Está situado a 22 metros de la orilla del mar sobre una elevación de 20 metros. La lámpara usada en sus inicios se alimentaba con aceite de oliva, luego con parafina y posteriormente con petróleo. No se electrificó hasta el año 1931.
Muy cerquita de aquí podréis visitar una escultura muy chula de reciente instalación que simula dos manos abiertas con una alzada de más de dos metros y medio. Se conoce con el nombre de “La Defensa de Cullera”.
Es un símbolo a la resistencia y la defensa de la memoria histórica y los valores democráticos. Se localiza en un punto estratégico en la historia del municipio en la defensa contra los ataques piratas y guerras que ha sufrido la población civil.
Lugares de valor medioambiental.
Puerto y desembocadura del Júcar.
Nos pareció precioso el puerto de la ciudad situado dentro del casco urbano. Si dáis un paseo a lo largo del cauce del río Júcar veréis decenas de embarcaciones tanto de pesca como deportivas.
Junto al puerto se ubica la Lonja del Pescado que es la que se encarga de abastecer de género a mercados y restaurantes de la ciudad, y el Club Náutico que data de 1966 y se encuentra en la margen izquierda del río.
Es habitual ver aficionados a la piragua haciendo deporte por el río esquivando los patitos.
Laguna de L´Estany.
A las afueras del núcleo urbano encontraréis este remanso de paz de gran valor ecológico y paisajístico.
Se trata de una laguna de agua salobre, donde acuden los pescadores con sus barquitas típicas valencianas pintadas de vivos colores a pescar.
Desde aquí parte una senda de fácil recorrido de 3,5 km que podemos hacer perfectamente en una hora (a pie) o en veinte minutos (en bicicleta).
Junto al lago hay algunos restaurantes con vistas al humedal. Nosotros optamos por comer allí. El lugar es muy bonito, pero no esperéis buenos precios, sobretodo en fin de semana, cuando no ofrecen menús cerrados.
Pedimos para comer 6 buñuelos de bacalao como entrante, una paella marinera, tres postres variados, un café cremat y 5 bebidas en total. Pagamos 108 euros. Estaba delicioso eso si.
Playas de Cullera.
Cullera dispone de 15 km. de playas que cuentan con todos los servicios, salvamento, chiringuitos, instalaciones accesibles,…
Nosotros nos alojamos frente a la playa de San Antonio, la más concurrida y extensa, en un bloque de apartamentos de veintuna alturas, Apartamentos Florazar. Aunque parezca a simple vista una aberración por su altura, su forma se integra muy bien en el skyline de la ciudad.
En este enlace encontrarás toda la información sobre las playas de Cullera.
Rutas de senderismo.
Cullera está rodeada por la montaña de Cullera (o Sierra de los Zorros), no es muy alta pero si ofrece muy buenas vistas sobre la bahía. La oferta de rutas senderistas es amplísima, Cullera es tierra de contrastes: montaña, mar, río y lagos,todas fáciles de hacer con niños.
En la web de turismo podrás descargarte todas las rutas de senderismo. Recomendamos la Ruta del Arroz, ruta circular señalizada por caminos rurales, con salida desde el Museo del Arroz.