Una de las postales archiconocidas de Eslovenia es la de un lago de aguas turquesas con un islote en el centro del que sobresale una esbelta iglesia. Nos referimos al Lago Bled, un bonito lago glaciar de aguas color verde esmeralda ubicado en los Alpes Julianos al noroeste del país.
Esta joya natural a unos 60 kilómetros de Ljubljana, la capital del país, no decepciona al que la visita. Su impresionante paisaje, su singular ubicación con su iglesia en medio de las cristalinas aguas y la de su castillo en lo alto de las rocas, su gastronomía y sus actividades hacen de este hermoso lugar una escapada ideal para visitar tanto niños como mayores en cualquier época del año.
Cuándo visitar el Lago de Bled.
Cualquier estación del año es buena para visitar el Lago Bled. Nosotros lo visitamos a finales de septiembre, recién estrenado el otoño. Aquel día caía una fina lluvia del cielo, con lo que quizá no pudimos contemplar en su máximo esplendor la luz que desprenden sus aguas y el reflejo de su isla sobre un marco color turquesa.
No obstante, la vegetación que rodea el lago, sus árboles, especialmente castaños, estaban preciosos, ofreciendo al lugar una imagen más bucólica que en otras temporadas donde rebosa de visitantes.
La ventaja de visitarlo en época estival, es la de poder zambullirte en sus aguas cristalinas, momento en el que no están tan frías. En contraprestación encontrarás un entorno más masificado y por ende unos precios de alojamiento mucho más caros y problemas de aparcamiento. Es el precio a pagar por un lugar tan bonito rodeado de bosques y montañas.
En cuanto al tiempo de visita, también depende de la estación. Teniendo en cuenta que en primavera y verano los días son más largos, si aprovechas bien el día puede ser suficiente con 24 horas. Esto te permitirá explorar la isla, visitar el castillo y disfrutar de un paseo alrededor del lago.
En invierno, al reducirse las horas de luz solar, si quieres ver sus principales recursos y hacer una excursión a la isla, añade una jornada más.
Cómo llegar al Lago Bled.
Puedes llegar al Lago Bled desde Ljubljana en transporte público, tanto en autobús como en tren. El viaje en autobús es de una hora aproximadamente desde la Estación Central de la capital eslovena. Los horarios en verano tienen bastante frecuencia, y es un modo ideal para una excursión de un día sin pernoctar.
Nosotros pasamos un día, sin hacer noche, y viajamos en coche de alquiler. Al ser época otoñal no encontramos atascos para acceder y nos resultó más sencillo encontrar aparcamiento. Llegamos a Bled en unos 45 minutos.
Viajamos desde la capital por la autopista A2/E-61 que es de peaje, por lo que tendrás que adquirir la denominada “vigneta”.
La viñeta eslovena es una tasa obligatoria que deben pagar los conductores de vehículos de motor si circulan por las autopistas y autovías eslovenas. Las motocicletas también están sujetas a la obligación de la viñeta en Eslovenia.
Por suerte, Eslovenia es uno de los países que ha introducido un sistema de viñeta digital que puedes adquirir en línea, eliminando la necesidad de comprar una pegatina física.
Si visitas el Lago en época estival es aconsejable llegar tempranito para poder aparcar. El estacionamiento en la localidad es de pago y oscila entre los 50 céntimos y 2€ la hora, siendo la tarifa del día completo 10€.
Qué hacer en Bled.
El pueblo de Bled no es muy grande y no llega a los 5000 habitantes. Su casco histórico no destaca especialmente por la monumentalidad de sus edificios, salvo alguna iglesia. Algunas construcciones utilizadas como alojamiento turístico son de madera en consonancia con el entorno alpino tan cercano. Sin duda la parte más interesante la encontraremos alrededor del lago.




El Castillo de Bled.
La historia de esta fortaleza medieval ubicada en un acantilado rocoso, a 130 metros de altura, con vistas panorámicas al lago se remonta al siglo XI construido en madera por los príncipes-obispos de Brixen, y reconstruido en piedra en el siglo XII.
Durante el siglo XVI, experimentó otras renovaciones tras los daños sufridos por un terrible terremoto que tuvo lugar en el año 1511. Fruto de estos cambios podemos ver reflejados diferentes estilos arquitectónicos y épocas históricas.
El castillo de Bled o Blejski grad (en esloveno) desempeñó un importante papel en la defensa de la región siendo testigo de numerosos eventos históricos a lo largo de la historia. En la actualidad sirve de escenario para la celebración de eventos culturales y festivales a lo largo del año, incluyendo conciertos, representaciones teatrales y exhibiciones de arte.
Entre los puntos de interés del castillo de Bled destacamos una capilla gótica del s.XVI, la bodega, la galería de exhibiciones temporales en la torre, sus dos patios, y el museo donde se muestra la historia de la región, así como piezas como armas, armaduras y joyas que pertenecieron a los primeros esclavos que llegaron a la ciudad de Bled.
Podemos acceder hasta el aparcamiento en coche, en autobús urbano o incluso a pie tras un paseo de unos 20 minutos o bien tomar un bus local (parada Grad).
Desde arriba hay una panorámica preciosa del pueblo y el lago, y cuando el tiempo acompaña de los Alpes Julianos.
Iglesia de San Martín.
Esta bonita iglesia se encuentra muy cerca del sendero que rodea el lago. El actual templo neogótico fue construido en 190 bajo los cimientos de una antigua iglesia gótica del siglo XV.
El interior de la iglesia fue pintado con frescos entre los años 1932 y 1937 por el pintor académico Slavko Pengov. El más polémico es un cuadro que representa la Última Cena, con la cara de Judas reemplazada por la de Vladímir Lenin.


Antes de la Segunda Guerra Mundial, el arquitecto esloveno, Jože Plečnik, diseñó el santuario de jardín que se encuentra frente a la iglesia.
Isla de Bled.
Esta isla está situada en el centro del Lago Bled y para acceder a ella has de tomar una pequeña embarcación, bien conducida por ti mismo, bien por algunas de las empresas que explotan las pletnas.
Las pletnas, son unos botes de madera tradicionales manejados por remadores locales que ofrecen al viajero un tranquilo paseo por el lago y llegada a la isla de Bled. Los orígenes de estas embarcaciones datan del año 1590, aunque algunas voces sitúan sus comienzos en el siglo XII. Por aquel entonces, se usaban para llevar a los peregrinos a la iglesia de la isla de Bled. A cambio de este trayecto, los granjeros de Mlino estaban exentos de pagar impuestos locales.
En un principio nos puede recordar a las góndolas venecianas, pero tienes algunas diferencias notables. Son más grandes, pudiendo transportar hasta 18 personas, están pintadas con diferentes colores y disponen de techado para protegerse de la insolación.
Actualmente estas embarcaciones se han convertido en un recurso turístico, no especialmente barato. Los paseos en Pletna cuestan 20€ por persona e incluyen una parada de unos 30 minutos en la Isla de Bled.
Otra opción para llegar hasta la isla de Bled es alquilar una barca de madera y remar por ti mismo. Esta opción resulta más económica que el viaje en pletna, aunque se requiere de un poco de destreza para no acabar dando vueltas sobre si mismos.
Iglesia de La Asunción.
Una de la postales más icónicas de Bled, y de toda Eslovenia, es la del esbelto campanario de este templo que sobresale en el centro de un lago de aguas de un color verdeazulado, de tan solo 2 por 1,4 km.
Para acceder a la Iglesia de Peregrinación de la Asunción de María hay que subir 99 escalones que parten desde el embarcadero de la isla. Los vestigios más antiguos de este templo se remontan al año 1142, aunque posteriormente fue completamente reconstruida durante el s.XV en estilo gótico y más tarde renovada en estilo barroco.
Entre sus elementos destacamos su esbelto campanario de 54 metros, los frescos del presbiterio, el Altar Mayor y la conocida como Campana de los Deseos. Por supuesto la entrada al templo y al campanario es de pago.
En torno a esta campana existen diferentes leyendas; una de ellas cuenta que si tocas la campana mientras pides un deseo, éste se te cumplirá.
También existe una tradición local que dice que, el día de la boda, el novio tiene que subir los 99 peldaños cargando con la novia.
Otra de las leyendas cuenta la historia de una viuda que decidió construir una iglesia en honor a la Virgen María en la isla, después de perder a su marido en una batalla. La mujer recopiló todas las joyas que tenía y mandó fundir una campana para la iglesia.
Durante el trayecto una tormenta asedió la embarcación que la llevaba y la hundió con la campana. La viuda, devastada, decidió hacer un acto de penitencia y se retiró a un monasterio, mientras que la campana hundida se convirtió en una leyenda que dice que quien la encuentre y la traiga de vuelta a la superficie tendrá sus deseos concedidos.
Sendero del lago.
Si dispones de tiempo suficiente una buena opción para recorrer el lago por completo es hacer el sendero que lo rodea que tiene una extensión de unos 6 kilómetros, con lo que en un par de horas se puede completar. No pararás de sacar fotos de desde las diferentes perspectivas hacia la isla y el castillo reflejados en sus aguas de color turquesa.


Miradores al lago.
Otra opción interesante si pernoctas en Bled es acceder a los diferentes miradores del lago. Los hay más accesibles y más complicados de llegar.
- Colina de Ojstrica: Ofrece una vista preciosa del Lago Bled con la isla y la iglesia de la Asunción en el centro. El acceso es desde el aparcamiento cerca de la carretera principal que bordea el lago. El ascenso es bastante empinado.
- Colina de Osojnica: La subida a este mirador se hace un poco más dura y comienza desde el mismo aparcamiento que el de Ojstrica. Solo necesitas seguir el sendero que se desvía hacia la izquierda cuando llegues al cruce.
- El corazón de Bled: a pie de lago encontrarás otro de los miradores más bonitos que visitar en el Lago Bled. Encontrarás dicho corazón muy cerca de la Oficina de Turismo del lago. Desde aquí puedes enmarcar tus fotos con la Iglesia de la Asunción y el lago en el interior del corazón.
Probar la tradicional tarta de Bled.
Si eres goloso no puedes irte de Bled sin probar su famoso pastel de crema de llamado Kremšnita. No es solo un pastel, sino un símbolo de la gastronomía eslovena.
La palabra “cremeschnitte” significa milhojas en alemán. Se trata de un pastel de crema pastelera aromatizada con vainilla y nata montada, muy popular en varios países de Europa Central con sus capas de hojaldre ligero y crema pastelera.


Es un postre que suele servirse en celebraciones familiares, cumpleaños, bodas, etc. Lo puedes degustar en cualquier café y restaurante con vistas al Lago Bled.










