Qué ver en Bucarest, la capital de Rumanía que renace de sus cenizas.

Qué ver en Rumanía

Bucuresti, una ciudad de aire impuro, de bloques grises y degradados, cables por todas partes y decadente, así me habían pintado la capital de Rumanía personas que habían estado sólo de pasada como punto de partida hacia la que llaman la Rumanía «más auténtica».

El caso es que razón no les falta, pero ese paisaje urbano forma parte de su fisonomía y de su historia, ¿acaso no son decadentes los cascos históricos de Lisboa o de Nápoles?. No por ello, no dejan de recibir visitantes año tras año.

Si os gustan las grandes ciudades con sus atascos, con sus bulevares llenos de vida, sus rascacielos modernos y centros comerciales,… en Bucarest vais a encontrar todo esto y más. No obstante es la sexta metrópoli de Europa con más de 2,5 millones de habitantes.

Pero como gran ciudad y capital de Rumanía, cuenta además con una gran oferta cultural, en forma de museos nacionales, de arqueología, de arte moderno, pinacotecas,… también grandes teatros, ateneos, ópera,… y tantos bellos edificios que os dejarán boquiabiertos.

Banco Nacional de Rumanía (1880) en estilo francés.

Las guerras, los desastres naturales como terremotos e incendios, o la llegada del comunismo que se instauró entre 1965 y 1989, afectaron gravemente a la capital, en la destrucción de grandes monumentos y edificios civiles que hoy todavía los más nostálgicos lloran su pérdida.

Pero como decimos en el título de este artículo, Bucarest está renaciendo, y eso lo hemos comprobado en los numerosos edificios en restauración, hecho que muestra el interés que hay por abrirse al turismo, una fuente de ingresos importante para hoteleros, locales de restauración, guías turísticos o espacios culturales.

Edificios en restauración.

¿Cómo llegar desde el aeropuerto a la ciudad?.

Bucarest está muy bien comunicada por vía área con las grandes ciudades españolas de Madrid, Barcelona y Valencia. Nosotros volamos desde el aeropuerto de Alicante-Elche con wizzair en diciembre y comprando el vuelo con una antelación de dos meses nos salió por unos 50€ ida y vuelta.

El aeropuerto Otopeni Henri Coanda se encuentra a unos 20 kilómetros del centro de la ciudad. Para llegar al centro la forma más económica es coger el autobús 783 que tarda unos 40-45 minutos en llegar a la Piata Unirii.

Es muy sencillo encontrar la parada, nada más salir a la calle por la puerta de llegadas, veréis carteles de Bus Center. Bajáis unas escaleras y allí encontraréis las máquinas dispensadoras de billetes. Es obligatorio comprarlo allí ya que el conductor no vende los billetes. Podéis comprar una tarjeta y recargarla para los billetes que necesitéis, siendo el mínimo de 2 viajes con un precio de 3Lei (unos 0,60€ por trayecto).

Cuando subáis al bus no olvidéis validar el billete en la máquina correspondiente. El autobús funciona 24 horas con una frecuencia de 20-30 minutos.

Si necesitáis conectar vuestra parada con el metro, también debéis comprar la tarjeta en las máquinas de la estación y validar antes de subir. Hay cinco líneas y nos costó 25Lei (unos 5€ diez viajes), muy económico.

Metro de Bucarest.

Qué ver en Bucarest.

Si viajas en invierno o a las puertas de éste, como fue nuestro caso, abrígate bien. Es fácil coger una nevada en los meses más duros. Otra cosa que nos sorprendió fue la espesa niebla que nos impidió en más de una ocasión sacar buenas fotos y lo pronto que anochece, sobre las 16 horas.

Cabe recordar que en Rumanía hay una hora más de diferencia con respecto a España, además los monumentos o las calles secundarias no están muy bien iluminadas, aunque pasear por el centro es muy seguro, nada que no pueda ocurrir en cualquier gran ciudad europea.

En verano puede llegar a hacer calor, hasta 30 grados en el mes de julio, ya que la capital se encuentra al sur del país con un clima continental.

Para tener un primer contacto con la ciudad nada mejor que un free tour con Civitatis. Nosotros hicimos uno con María, joven Guía Oficial de Turismo, con muchos conocimientos de historia tanto local como del país.

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Casco antiguo de la ciudad, barrio de Lipscani.

Pasear por el barrio de Lipscani, el corazón de la urbe, es una delicia. Alberga los principales edificios históricos, muchos de ellos datan de la época de esplendor de Bucarest, la belle époque, cuando rivalizaba con otras grandes capitales europeas.

Plano del centro de Bucarest.

Muchas de estas fachadas modernistas o neoclásicas, sedes de bancos o museos nacionales, son de estilo francés, de la época en la que los arquitectos de la ciudad estudiaban en la capital del Sena, de aquí que el centro histórico lleve el sobrenombre de Little Paris.

Desgraciadamente, muchos edificios ya no están en pie, tanto por el plan de sistematización del líder comunista Ceaucescu como por la destrucción de un gran terremoto.

La arteria que cruza el casco antiguo es la Calea Victorei, una gran avenida donde se encuentran varios de los edificios de interés y donde nos alojamos.

La Avenida de la Victoria (en castellano), llamada así tras el triunfo rumano en la Guerra de la Independencia de 1878, es la calle más cara de la ciudad y cuenta con mucha historia detrás.

Su construcción comenzó en 1692, cuando el príncipe Constantin Brâncoveanu mandó crear un camino entre la corte real y su palacio en Mogoşoaia (una aldea situada al norte de la capital). Fue la primera calle de la ciudad en disponer de alumbrado (comenzó a iluminarse con velas en 1814) y la primera que fue pavimentada en 1842.

Una de las joyas de la calle es el Palatul Casei de Economii si Consemnatiuni (CEC), en el número 13 de la avenida, Este edificio sede del banco estatal de ahorros está catalogado de Museo Histórico. Fue edificado en 1900 de la mano del arquitecto francés Paul Gottereau en estilo ecléctico inspirado en los palacios parisinos.

Banco Central de Ahorros.

Enfrente se ubica otro edificio digno de interés, el Muzeul National de Istorie a Romaniei (MNIR), museo nacional de historia de Rumanía, fundado en 1834. Cuenta con una gran colección de piezas de la época romana y el Tesoro Nacional de Rumanía. ¡Ojo porque cierra los lunes y martes!.

Frente a estos palacios discurre una de las calles peatonales más importantes: la Strada Stavropoleos. Aquí se ubica una de las iglesias ortodoxas más bonitas, la biserica Stavropoleos. Fue construida en 1724 en estilo brancovenesc. De su interior no pudimos sacar fotos pero es muy bonita con sus pinturas murales y lámparas de araña. Conserva una importante biblioteca con más de 8000 volúmenes. Anexo hay un bonito claustro al aire libre.

Biserica Stravrapoleos
Claustro de Stravapoleos.

La calle Victorei está cruzada por varios pasajes o galerías cerradas con comercios y restaurantes. El más bonito es el Pasaje Macca-Vilacrosse que une la calle Lipscani con la calea Victorei. Tiene forma de herradura y data de finales del siglo XIX.

Pasaje Macca-Vilacrosse

Fíjate en sus techos y cúpula de vidrio de colores, sin duda otra reminiscencia de su glorioso pasado durante la belle époque. En la misma calle Lipscani visita la librería más bonita de Bucarest: Carturesti Carusel. La escalinata y las columnas blancas de su interior hacen de este comercio un lugar muy agradable. No sólo venden libros, también material de papelería, cajitas de té o café y regalos.

Otro pasaje que cruza Victorei es el Pasajul Victoria que destaca por su decoración de paraguas de colores abiertos que decoran los techos sobre los restaurantes y comercios.

Siguiendo por la misma arteria de la Victoria hacia la Piata Victorei al norte, encontraremos otros edificios interesantes como el Cercul Militar (Piata Tricolorului), antigua Capitanía General, frente al Grand Hotel Boulevard.

Cercul Militar.

Dos centros de la cultura con los que nos encontraremos a continuación son el Teatro Odeón, de estilo clasicista y el Teatro Constantin Tanase, uno frente al otro.

Otra de las paradas obligatorias de esta gran vía urbana es la Piata Revolutiei. Aquí encontraremos monumentos históricos de la talla de la biserica de Kretzulescu, el Palacio Real o el Ateneo Rumano.

El antiguo Palacio Real alberga en la actualidad el Museo Nacional de Arte de Rumanía que alberga en sus salas más de 70 mil obras de arte desde la Edad Media. Delante se erige una escultura ecuestre de Carol I, primer monarca de Rumanía hasta 1947.

Antiguo Palacio Real.

En las proximidades se alza el Ateneo Rumano, sede de la Filarmónica inaugurado en 1888 en estilo neoclásico. Aunque lo encontramos cerrado desde fuera pudimos divisar la escalinata, sus columnas y bóveda dorada.

Ateneo Rumano.

Desde la Plaza de la Revolución los lugareños escuchaban los discursos que daba Ceaucescu desde el balcón del Comité Central del Partido Comunista. Fue desde este lugar donde pronunció su último discurso en diciembre de 1989. Ante la situación de pobreza extrema, las revueltas iniciadas en Timisiora rápidamente se extendieron al resto del país. Como resultado de estas revueltas decenas de personas perdieron su vida, en las calles encontramos homenajes a estos «caídos». A los pocos días el líder comunista y su mujer fueron apresados, juzgados y fusilados.

Fuera de la calle Victorei en el eje de las Piata Universitatii y Piata 21 Decembrie podemos disfrutar de la vista de algunos edificios de la Universidad como el Palatul Universitatii.

En frente de la universidad se monta el mercado de navidad, pequeñito pero interesante, ya que encuentras productos de artesanos del país, tanto en forma de alimentos (dulces, conservas,…) como de artesanías como la cerámica. Para combatir el frío no olvides pedir tu vino vaso de vino caliente (vin fiert) hecho a base de azúcar, canela y clavo y unos trocitos de naranja.

Este año 2021 por primera vez se ha cobrado una entrada de 7Lei (1,40€) para acceder.

Bajando por el Bulevardul Bratianu pasaremos por imponentes edificios como el Hospital Público (Coltea), antiguo hospital para las personas sin recursos económicos, o la Biserica Sfantul Gheorghe Nou o de San Jorge.

Hospital Público.

Al final de este importante bulevar podemos visitar a la derecha la Biserica Domneasca (Piata Sf. Anton). Es una de las iglesias ortodoxas más antiguas levantada en 1559 en estilo tradicional del sur del país con ladrillos rojos alternando con blancos. Fue restaurada por completo tras el gran incendio que sufrió en 1847 el Día de Pascua.

Al lado pero en obras se levanta Curtea Veche, primera Corte Real. Es un sitio arqueológico, donde se puede ver un busto de Vlad Tepes, príncipe de Valaquia, en el que se inspiró Bram Stoker para escribir la novela de Drácula. Este personaje era un gran guerrero anti-otómano célebre por sus crueles formas de torturar a sus prisioneros empalándolos.

Curtea Veche.

A la izquierda del citado bulevar, separadas por el Bulevardul Corneliu Coposu, se encuentran dos de las sinagogas más importantes: Templui Coral y Sinagoga Mare. Esta última cuenta con un pequeño museo sobre el holocausto judío en Rumanía.

Por un módico precio, un rabino nos hizo una visita guiada a la Sinagoga Mare en francés. Su lámpara y techo en estilo barroco nos gustó muchísimo.

Al Templo Coral, mucho más bonito, ni nos planteamos entrar vista la antipatía del «guía» que se dirigió a nosotros de muy malos modos al hacer una foto exterior del templo.

Templo Coral.

Palacio Parlamentario.

Desde la Piata Unirii, sobre un barrio devastado durante los años 80, pero donde se conservan iglesias de los siglos XVII-XVIII, se instala el Palatul Parlamentului o Palacio del Parlamento, triunfo de la megalomanía de Ceaucescu.

Se trata del segundo edificio administrativo más grande del mundo, tras el Pentágono, construido sobre una colina artificial. Tiene 20 plantas en total, 8 de ellas subterráneas. Su construcción acabó en 1984 no exenta de polémica. En su construcción participaron campesinos, soldados y prisioneros, mano de obra poco cualificada, de los que perecieron casi 3000 personas.

Palacio Parlamentario.

Como anécdota en este caso graciosa, el desaparecido cantante Michael Jackson antes de su primer concierto en la capital rumana, saludó a sus fans desde el balcón del Palacio del Parlamento rumano al grito de «¡Hola Budapest!», menuda metedura de pata.

Enfrente del Parlamento comienza el Bulevar Unirii (de la Unidad) diseñado por Ceaucescu, en un intento de imitar una vez más la arquitectura parisina, en este caso los Campos Elíseos. De nuevo la polémica envolvió esta construcción para la que tuvieron que ser demolidas más de 9000 casas y edificios de interés, a cambio de dar a los propietarios unos pequeños y modestos apartamentos al estilo comunista.

Al lado del Parlamento se alzan el Muzeul National de Arta Contemporana (MNAC) y la que será una de las más grandes ortodoxas en construcción desde el año 2011.

Por la zona (distrito de Cotroceni) podemos visitar el Palatul Cotroceni, sede del poder donde reside el Presidente del Gobierno y el Gradina Botanica (Jardín Botánico) creado en 1860.

Parque Herastrau y alrededores.

Otra de las zonas de la ciudad a la que nos desplazamos es los alrededores del Parcul Herastrul, auténtico pulmón verde de la capital. Fue creado como parque en los años 30 del siglo pasado sobre una antigua ciénaga por el monarca Carol II para favorecer el ejercicio al aire libre de los habitantes de Bucarest.

El lago es uno de sus grandes atractivos, se pueden hacer paseos en barca. Durante nuestra visita la espesa niebla apenas nos dejó ver sus aguas. En verano debe de estar muy animado visto la gran cantidad de terrazas, en ese momento cerradas, que pudimos ver.

Dentro del parque hay un curioso museo etnológico al aire libre, el Muzeul Satului. Cuenta con más de 200 reproducciones de viviendas vernáculas y otras construcciones de las diferentes regiones del país. Cierto es que si no tenéis mucho tiempo, mejor obviarlo porque se hace un poco monótono y están bastante dispersas, aunque es bonito.

Ya fuera del parque frente a uno de sus accesos encontraremos el Arcul de Triumf. Este arco conmemora a los héroes nacionales de la Guerra de la Independencia y de la Primera Guerra Mundial. Se ha reconstruido tres veces, datando el actual del año 1936 en estilo neorumano; ¿verdad que os recuerda salvando las distancias al Arco del Triunfo de París?. Otra reminiscencia parisina.

Arco del Triunfo.

La Casa Presei Libere o de la Prensa Libre es otro de los imprescindibles de la zona. Se trata de un rascacielos erigido en 1956 del estilo staliano-comunista usado como sede de los principales medios informativos bajo la dictadura de Ceauscescu.

Casa Prensa Libre.

Dónde comer en el centro.

Como cualquier gran ciudad en Bucarest encontrarás restaurantes y bares de de cocina internacional, lejos quedan los años del comunismo para abrirse al influjo de las grandes cadenas de comida rápida que se reparten por doquier.

Pero no puedes marcharte de la ciudad sin probar platos típicos de la gastronomía rumana. En cualquier pequeño restaurante del centro puedes comer un completo menú por menos de 10€ al cambio.

Os recomendamos dos de los mejores restaurantes de la ciudad que nos apetecía mucho visitar. Si bien aquí salimos por unos 18€ por comensal comimos hasta reventar y lo que nos sobró nos lo llevamos con un tupper al apartamento para cenar. Si te puedes permitir un pequeño capricho merece la pena entrar a estos dos míticos locales aunque sea a tomar una cerveza artesana o un café y un trozo de tarta.

El primero es el Restaurante Caru´cu bere. Se trata de la primera cervecería de Bucarest fundada en 1899. Parece que te encuentres en el interior de una capilla gótica. Tiene música en directo en algunos tramos horarios. Hay un menú turístico que sale a unos 7€ sin bebida, pero te recomiendo que pidas a la carta y te atrevas a pedir platos como los que pedimos.

Ciorba ( o sopas) para empezar no pueden faltar. Las hay de todas las variedades, de pui (pollo), de burta (tripas), o nuestra favorita, de fasole, que se sirve dentro de pan con legumbres, cebolla roja y carne de cerdo.

Otro de los platos que probamos es el Sarmale o rollitos de carne con hojas de repollo y la Tochitura servida en una sartén con carne de cerdo, huevo y queso.

Como postre os recomendamos los Papanasi, una especie de donuts rumanos caseros con crema de queso y chocolate, ¡ríquisimos!.

El otro local recomendado es el Restaurante Hanul Manuc, fundado en 1808 por un mercader armenio en la que fuera posada de mercaderes. Este local tiene su historia particular siendo el lugar donde tuvieron las negociaciones de paz que pusieron fin a la guerra turco-rumana en 1812.

Rte. Hanul Manuc.

Aquí probamos la ciorba de lentejas, las deliciosas Micci o salchichas sin piel y un plato variado de carne cerdo a la brasa con remolacha y pepinillos. Las tartas de almendras o de chocolate no pueden faltar como postre.

Y como sabéis que nos encantan los animales nos acercamos hasta Miau Café, un cat coffe, para dar una sorpresa a Paula. Es un local donde podéis tomar un rico té o un batido natural de frutas y helado. Es regentado por una una ONG que ayuda a los gatitos abandonados en la calle, dándoles una segunda oportunidad y ofreciéndolos en adopción.

Nuestro alojamiento en calea Victorei.

Nos alojamos durante 3 noches en un coqueto apartamento en pleno centro, en la mejor calle de la ciudad, Calea Victorei, lo que viene a ser la Gran Vía madrileña.

Por un módico precio de 86€ para tres personas durante tres noches puedes encontrar apartamentos como Atlas Accomodation.

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Diplomado en Turismo por la Universidad de Alicante y Licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Miguel Hernández de Elche. Le apasionan los idiomas, habiendo estudiado en la Escuela Oficial de Idiomas de Elche, Inglés, Francés e Italia. Además es Guía Oficial de Turismo por la Comunidad Valenciana.

4 Comments

  1. ¡Gracias Javi por el paseo por Bucarest!
    Cuando más conozco de esta ciudad más me gusta. Espero disfrutar tanto como parece que disfrutasteis vosotros, en mi próxima visita el mes de enero.

    Un abrazo y felices viajes
    Carmen

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