Elche, ciudad literaria

Iniciamos aquí una nueva ruta por la bimilenaria y doblemente declarada, Patrimonio de la Humanidad, ciudad de Elche. Son muchos los personajes ilustres del mundo de las Letras que han visitado en alguna ocasión la ciudad de las palmeras. En algunos casos han sido homenajeados con la dedicatoria de una palmera o con la construcción de un monumento en su nombre. Otros han dejado un importante legado, reflejado en citas históricas o en sus publicaciones. A continuación detallamos algunos de estos personajes históricos que podrían constituir una nueva ruta en la ciudad.
 

Presencia de Elche en las Cantigas de Santa María (s. XIII).

Las Cantigas de Santa María son un conjunto de composiciones en honor de la Virgen que constituyen el principal cancionero religioso medieval de la cultura galaico-portuguesa. Fueron reunidas a mediados del siglo XIII por iniciativa de Alfonso X El Sabio.
Entre las cantigas conservadas existen tres que relatan milagros acontecidos en Elche. En primer lugar, la Cantiga 126 que nos cuenta como un soldado que defendía el recinto amurallado de nuestra ciudad, claramente caracterizado por unas palmeras, fue herido con una flecha que le atravesó los «ossos da faz», los huesos de la cara. Sus compañeros le socorrieron e intentaron extraerle la saeta, pero sin éxito. Ni siquiera los complejos artilugios usados por los médicos surtieron efecto. Pero llevado ante el altar de Santa María, representada, como en todas las cantigas, mediante una imagen sedente con el Niño Jesús en brazos, ésta, acompañada de dos ángeles, le extrajo la punta de la flecha como en un sueño.


 
La Cantiga 133 vuelve a relatar un milagro de nuestra ciudad, que, de nuevo, está representada mediante una palmera, constituyendo, junto con la composición anterior, la muestra gráfica más antigua de la presencia de palmeras en Elche. Se titula «Esta é de cómo Sancta Maria ressucitou hûa minynna que levaron morta ant’o seu altar» (Esta es de cómo Santa María resucitó una niña que llevaron muerta ante su altar). Cuenta como una niña que fue a beber en una acequia que pasa por la ciudad, sin duda la Acequia Mayor, cayó en ella y se ahogó. Sus padres, desesperados, condujeron su cuerpo a la iglesia para orar por su alma. Sin embargo, Santa María obró un milagro y resucitó a la niña que, en la última de las viñetas que ilustran la composición, se une a sus padres y a toda la población en acción de gracias a la Virgen.
 


Finalmente, la Cantiga 211, conservada únicamente en el códice florentino, nos relata que «la Reina de la piedad hizo un gran milagro en una ciudad llamada Elche, como pudo comprobar la gran cantidad de gente que estaba presente». Los ilicitanos se percataron en la misa de la fiesta de Pentecostés o Pascua Granada que el cirio pascual de su iglesia estaba muy consumido únicamente por uno de sus lados, de manera que aparecía a sus ojos «queimado muito dûa parte e mui menguado». Y Santa María obró el milagro de hacer venir un enjambre de abejas que con la cera que producían volvieron a recomponer el cirio.

 

El siglo XIX, época de los viajeros ilustrados.

España experimentó en el s. XIX, una invasión de personajes ilustrados como literatos o pintores, pero también de burgueses, llegados de lugares como Francia, Inglaterra, Alemania o incluso Estados Unidos. Todos ellos recalaban en nuestro territorio atraídos por la avalancha de textos que describían a España como un enclave exótico, con paisajes y habitantes más propios de Oriente, que vivía anclado en un modo de vida casi medieval. Así fue como se forjó el mito de la España romántica, un lugar casi mágico en el que era posible vivir en carnes propias un sinfín de aventuras, rodeados por una variada galería de tipos españoles que incluían desde el temible bandolero hasta la sensual y misteriosa gitana, pasando, cómo no, por el torero y la manola .
La curiosidad por la otredad, en una época en que lo exótico, lo fantástico y lo insólito contribuyeron de manera decisiva, a un nuevo imaginario colectivo que produce un extraordinario aumento de “notas”, diarios, epistolarios, guías y memorias de viajes.
Hans Christian Andersen (1805-1875), realizó el viaje en 1862 y nos dejó esta interesante cita sobre el paisaje de Elche y su palmeral.
 


“Nos acercábamos a Elche, ya se distinguía su valle rebosante de frutos y su inmenso palmeral, el mayor y más hermoso de Europa, el más paradisíaco de toda España. Las gigantescas palmeras extendían sus escamosas y prolongadas ramas, sorprendentes por lo gruesas y, sin embargo, esbeltas por su altura .Todo el monte bajo estaba cubierto de granados con sus frutos del color del fuego. Aquí y allá había un limonero Estábamos en el país de la abundancia: ”No hay más que un Elche en España”.

Palmeras dedicadas en el Huerto del Cura

El acto de dedicar una palmera es un rito original que se ha seguido a lo largo de toda la historia del huerto con absoluta fidelidad. Según esta costumbre, la persona merecedora de tal distinción debe ser una figura de relieve, con probada calidad humana, que tenga en su haber algún hecho de capital importancia realizado en bien de Elche, de España o de la Humanidad.
El personaje queda ligado con su palmera de por vida, convirtiéndose en dueño de sus frutos, que le son enviados en la época de cosecha. La muerte del personaje o de su palmera rompe el vínculo. Durante la ceremonia, el propietario del huerto presenta al candidato al pie de su palmera, justificando las razones que le han hecho merecedor de la distinción. El homenajeado responde aceptando el compromiso y rocía con vino el tronco de la palmera. Tras el abrazo de las partes, se coloca en la palmera el rótulo.
Son varios los escritores, novelistas o ensayistas que cuentan con una palmera dedicada en el Huerto del Cura, declarado Jardín Artístico Nacional en 1943.

Miguel de Unamuno, abril 1932
Rafael Alberti, 1936
Eugenio D’Ors, 14 agosto 1940
Gerardo Diego 16 de agosto 1943
José María Pemán, 15 noviembre 1950
Vicente Aleixandre 1952

Gerardo Diego dejó escrito el siguiente poema tras haber asistido a la representación del Misteri y luego visitar el Huerto del Cura en 1943.

Si la palmera supiera
por qué la Virgen María
suspira cuando la mira.
Si la palmera supiera
que sus palmas algún día…
…si la palmera supiera
… la palmera…
Placa Gerardo Diego


 

La visita de Camilo José Cela al Hort del Xocolater en 1965.

El 23 de agosto de 1965, visitó el Hort del Xocolater, Camilo José Cela. Se construyó en dicho huerto una fuente-monumento, obra del escultor Adrián Carrillo, dedicado a su figura. Una bien nutrida representación de la esfera alicantina se congregó aquel día para honrar al escritor. D. Román Bono Marín, con sentidas y elocuentes palabras, ofreciéndose a D. Camilo aquella muestra de admiración; D. Camilo contestó a las palabras de la ofrenda con un breve discurso, muy emotivo. Acabado el breve discurso, ni corto ni perezoso, vestido conforme estaba se introdujo en el estanque, dándose un refrescante baño. Pasada la turbación de los primeros momentos, parte del público prorrumpe en aplausos, interpretándolo como una prueba irrefutable del genio.
Pero hubo un asistente, que al parecer no era de la misma opinión que la mayoría y exclamó, “Es el Platanito de las letras”.
Ese mismo año, Televisión Española había organizado un concurso para aspirantes a novilleros, uno de estos se hacía llamar «Platanito». Este chico, de tremendo valor, carecía por completo de las mal llamadas dotes artísticas para la profesión que había escogido. Eran tantas las payasadas que hacía, que cada festejo en que tomaba parte se convertía en una bufonada. Pero siquiera por esto, gozó brevemente de una gran popularidad.
camilo jose cela en la fuente
http://www.elche.me/video/el-bano-de-camilo-jose-cela-en-el-hort-del-xocolater-1965
Este huerto es de titularidad privada y pertenece a la Fundación Caja Mediterráneo. Hasta no hace mucho albergaba una interesante Escuela de Pintura y era escenario natural de eventos como el Belén Viviente o exposiciones de bonsáis. Es una verdadera lástima de que los ilicitanos y visitantes no puedan disfrutar de sus instalaciones.
 
Miguel Hernández y Elche
El poeta universal Miguel Hernández (1910-1942) a pesar de haber nacido en Orihuela, tiene un gran vínculo con la ciudad de Elche. Da nombre a su universidad, posee varios monumentos, palmera dedicada y hasta hace no mucho, es aquí donde se encontraba su legado (cartas, manuscritos, dibujos, etc.). En la actualidad su nuera y nieto residen en Elche.




                           Plaza del Poeta en la UMH, «Alto soy de mirar las palmeras»

 
Antonio Machado y el monumento a un Olmo Seco
La plaza de Crevillent acoge un monumento homenaje a Antonio Machado y a su poema a «un Olmo Seco».
“A un Olmo Seco” es un canto a la esperanza en la que ya será la última semblanza a su esposa Leonor Izquierdo. Antonio Machado seguramente  se pregunta porqué no pudiera su mujer “florecer” como lo hacen los olmos, los álamos del río. Es una metáfora entre un olmo ya casi derruido, y su mujer “carcomida” por dentro. Los dos afectados por la enfermedad mortal; la grafiosis del olmo, y la tuberculosis de Leonor.
Copia de Antonio Machado y el Olmo

 Santa Teresa de Jesús y el Hort del Gat

Otro de los huertos más populares de la ciudad, el Hort del Gat dispone de un monumento a Santa Teresa de Jesús (1515-1582), junto a un pequeño estanque. Desafortunademente, este huerto no es visitable en este momento y se encuentra en estado de abandono. Esperamos que se rehabilite tanto su casa como el jardín para el el disfrute de ilicitanos y visitantes.

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Diplomado en Turismo por la Universidad de Alicante y Licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Miguel Hernández de Elche. Le apasionan los idiomas, habiendo estudiado en la Escuela Oficial de Idiomas de Elche, Inglés, Francés e Italia. Además es Guía Oficial de Turismo por la Comunidad Valenciana.

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